miércoles, 18 de enero de 2012


Cuando innovar está al servicio de la inclusión

TECNOAYUDAS, UNA EMPRESA naciente de Medellín que demuestra que más allá del ánimo de lucro hay otras razones más rentables para emprender: servir a los discapacitados del mundo.
Juan Fernando Rojas | Medellín | Publicado el 15 de enero de 2012
Gustavo Alberto Hincapié dejó atrás la vida del trabajo estable y de sueldo seguro por 16 años en la industria local para jugársela por un sueño de servir a discapacitados sin él serlo. Javier Alberto Saldarriaga lo secundó y dejó la comodidad que da la academia para servir a otros discapacitados como él. Mónica Sosa Correa, esposa del primero, también fue cómplice de esa terca idea de hacer de una inquieta vocación social, toda una empresa. Y hoy son más que eso.

Dos ingenieros de sistemas y una administradora de empresas son los gestores de Tecnoayudas, la hija emprendedora de la Corporación Discapacidad por Colombia. Esta Ong comenzó en 2003 como un sitio web (discapacidadcolombia.com) para ofrecer información para la población con dificultades cognitivas, sensoriales y físicas.

Pero se convirtió en el punto de encuentro de miles de los 2,6 millones de personas con alguna discapacidad que asegura el Dane hay en el país, pero la realidad de la violencia sin límites y los accidentes de tránsito demuestran que pueden ser muchos más.

De eso sabe Gustavo, quien le puso polo a tierra a sus ideas para lograr llevar, con sus dos socios, soluciones basadas en tecnología e innovación para quienes muchos consideran una carga, cuando pueden ser todo lo contrario.

"Nuestra estrategia no va dirigida a las personas con discapacidad, va dirigida a toda la sociedad, que es realmente la que debe adecuarse para que este mundo sea para todos", afirma Gustavo rompiendo con esa añeja idea de que la solución es solo para el discapacitado, no para su entorno, donde están las barreras.

De ahí que Tecnoayudas no piense en la silla de ruedas o el bastón, como se acostumbró a hacerlo para hallar una solución que se queda corta. Apostaron a generar inclusión educativa ofreciendo las herramientas al educador, no al alumno discapacitado; a ser pioneros en el país en una estrategia de turismo accesible que acondicione infraestructura y recurso humano de hoteles y centros de recreación para que el discapacitado disfrute sin peros; a que un parapléjico, un minusválido, una persona con dificultades cognitivas pueda hacer de una tecnología básica como un computador, su mejor aliado para vivir sin límites (ver notas anexas).

Una simple solución como un magnificador de texto puede hacer la diferencia en una biblioteca para que sea un espacio propicio para personas de la tercera edad o con visión reducida. "Pero es ir más allá de la herramienta, para crear una estrategia propia de ofrecer paquetes completos de accesibilidad, es algo integral. Por ejemplo, no tiene sentido tener una sala de cómputo en un tercer piso con todas las herramientas tecnológicas para discapacitados, si el acceso es por escalas", añade Javier.

Y todo eso que hoy se traduce en 10 proyectos llevados a la realidad por esta empresa que germinó tras haber ganado un concurso de plan de negocios de Cultura E, programa del Municipio de Medellín, en 2007. Después han venido otros premios como Antójate de Antioquia 2010 a mejor apuesta tecnológica y el premio Parque E en categoría internacionalización, en diciembre pasado.

Porque Tecnoayudas también ha traspasado fronteras. Ha asesorado instituciones educativas panameñas, públicas y privadas, en estrategias de inclusión, así como a la municipalidad de Ibarra (Ecuador) en adecuar puestos laborales para discapacitados y trabaja en Brasil en un proyecto de universidad inclusiva. Ese modelo después lo aplicó en Colombia, en alianza con la Universidad San Buenaventura, para el Ministerio de Tecnologías de Información y las Comunicaciones. Y la lista de proyectos sigue en Chile, Uruguay y Argentina.

Y así Tecnoayudas en solo tres años ya genera 12 empleos permanentes, seis de ellos para discapacitados que enseñan a otros en igual condición. Todos se mueven más por la vocación de servicio que las ganancias, incluso un proyecto ayuda a financiar a otro, sea de Tecnoayudas o de la Corporación, y se han convertido en una opción competitiva en precio frente a otros oferentes internacionales que han llegado al país.

"Si fuera por la plata no habríamos dejado atrás nuestros empleos, pero nos motiva seguir con nuestra empresa por la felicidad de hacer lo que nos gusta, por ese salario psicológico que uno recibe al ver que lo que hacemos sirve a tanta gente", concluye Gustavo que ya trabaja con sus socios en 10 prototipos de soluciones tecnológicas, de diversión y movilidad para que la innovación también sea una herramienta de inclusión.

» De cómo una simple herramienta tecnológica cambia la vida de los discapacitados

Cuando se asomó al mundo hace 30 años, a Yady Licenia Castrillón Osorio le faltó el oxígeno suficiente en su cerebro y quedó presa de un cuerpo de movimientos involuntarios, que no le hace caso a su mente brillante.

Desde entonces, su madre, Amparo Osorio, se convirtió en su lazarilla de días y noches en un humilde hogar del occidente de Medellín. Creció en medio del amor de sus padres y dos hermanas, al tiempo que la familia hacía esfuerzos de todo tipo para que su parálisis cerebral no limitara un enorme talento que afloró con los años.

Primero aprendió a leer, después a escribir y finalmente a pintar. Lo hace desde hace nueve años ayudada por un licornio, como se llama el soporte puesto en su cabeza y al que ata los pinceles con que pinta frondosos paisajes, coloridos bodegones y caballos en que corre como no lo puede hacer con su cuerpo.

Y todo eso hace, pero no puede hablar. Con el tiempo aprendió a crear un propio alfabeto de señas y miradas que su mamá aprendió a comprender siempre con paciencia y amor. Pero eso tuvo solución y su vida mejoró como nunca.

Una mañana de abril del año pasado, Gustavo Alberto Hincapié y Javier Alberto Saldarriaga, de Tecnoayudas, llegaron a casa de Yady para evaluar su caso y proveerle una manera eficaz de comunicarse mediante el computador que una vecina le regaló a Amparo.

Instalaron un software que mediante mensajes personalizados permite expresarse a Yady que guía las instrucciones mediante su mirada. También le acondicionaron un mouse a su mentón para poder dar las órdenes de forma autónoma.

"Fue muy emocionante que mi niña, después de tantos años, me pudiera decir a través del computador: 'mamá, te quiero mucho", cuenta Amparo, quien agradece la solidaridad de los socios de Tecnoayudas. De otra manera, no habría tenido los medios para que Yady pudiera, al fin, 'hablar'.

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